El guardián entre el centeno

El guardián entre el centeno

En pocas palabras

A lo largo de tres días, un chico rico que no podía evitar ser expulsado de cada escuela a la cual asistía, pasea por Manhattan tratando de (1) emborracharse y (2) encontrar la suerte.

No, no es la trama de una temporada inédita de Gossip Girl (QEPD). Es la trama de El guardián entre el centeno o El cazador oculto, la novela amada, prohibida, vilipendiada, adorada y quizás hasta polarizada de J. D. Salinger que fue escrita en 1.951 y cuyo tema principal es un chico de preparatoria deprimido y con un corazón de oro.

Chuck Bass, conoce a tu peor pesadilla.

Después de saltar casi inmediatamente al tope de la lista de los libros más vendidos, El guardián entre el centeno comenzó su carrera en la lista de libros prohibidos. Esto nos nos sorprende (uso de malas palabras, sexo, abuso de alcohol, prostitución, ¿necesitamos mencionar más?), pero si nos sorprende un poco que es un libro muy común en las clases de inglés de la escuela secundaria. ¿Hay algo más en juego que las divagaciones de un chico deprimido y ciertamente inmaduro de dieciséis o diecisiete años?

Pues claro que sí.

Volviendo a los orígenes de la tradición Bildungsroam, El guardián entre el centeno es un libro acerca de un adolescente que trata de encontrar una forma de ser fiel a sí mismo, mientras crece en un mundo lleno de farsantes, es además un libro acerca de América después de la Segunda Guerra Mundial que trata de esconderse en la "falsedad" del consumismo mientras pretende mostrar que la bomba atómica no ha ocasionado daño alguno. No hay duda porque El guardián entre el centeno termina siendo un símbolo de alienación y aislamiento para la generación desilusionada e inquieta de la posguerra.

Y luego encontramos a J.D. Salinger, quien dejo de publicar nuevas obras y esencialmente desapareció de la vida pública cuando estaba en la cima de su carrera, como si fuera una especie de Holden Caulfield. Entonces, ¿es Holden realmente un doble de Salinger? ¿Eventualmente Holden mejora? ¿Qué pasa realmente durante sus tres días en New York y su "descanso" en el oeste?

Ese es un secreto que Salinger nunca revela.

xoxo.

¿Y a mí qué?

Hay muchas razones para odiar El guardián entre el centeno. Tal vez eres administrador escolar y estás nervioso porque piensas en Holden como un misántropo malhablado que reprueba la escuela, recoge una prostituta, pide dinero prestado a su hermana pequeña para gastar en alcohol y termina en un hospital psiquiátrico. Queda clara la razón por la cual Mark David Chapman culpa a su obsesión por el libro y lo señala como la razón por la cual decidió dispararle a John Lennon, ¿verdad?

O quizás eres un adolescente que piensa que Holding es aburrido, y un quejumbroso hipócrita que desprecia su vida pero no hace esfuerzo alguno para cambiar. Está enamorado de una chica; nada sucede. Se va a la Gran Manzana; nada sucede. Contrata a una prostituta; nada sucede. ¿Todos los escándalos anticipados por los críticos? Nada de eso sucede.

Quizás Holden es solamente un chico confundido que se obsesiona con la pérdida de la inocencia, que idolatra a sus hermanos, tiene dificultad para conectarse con chicos de su misma edad, y piensa que todos los adultos son unos farsantes engreídos. Para un chico que quisiera ser como Peter Pan y que su reloj biológico no lo deje envejecer, el punto también es no avanzar dentro de la narrativa.

Podrías pensar que la generación de Facebook, Myspace, Twitter o de reality shows sería más receptiva a las divagaciones de un chico de diecisiete años, pero muchos de los lectores de hoy en día parecen poco impresionados con El guardián entre el centeno. Entonces, dinos, Shmooperianos, ¿es cada vez más difícil identificarse con Holden? ¿Ha sido arruinada nuestra capacidad de enfoque por los incesantes mensajes de texto y el límite de 140 caracteres? ¿Estamos atrapados en la narración de nuestras propias historias y por ello hemos olvidado cómo escuchar a los demás?

Frase Clave

"—Creí que era, «Si un cuerpo coge a otro cuerpo» —le dije—, pero, verás. Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde estoy y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura."