El jardín de senderos que se bifurcan

El jardín de senderos que se bifurcan

En pocas palabras

El escritor argentino Jorge Luis Borges no le encontraba el sentido a escribir novelas largas. De hecho, en una ocasión describió el proceso como "desvarío laborioso y empobrecedor". Mira lo que opinaba al respecto:

"(…) explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario (...)" (Fuente).

Genio del cuento, Borges hacía un arte de su habilidad de condensar la enorme complejidad de un extenso volumen literario en un conciso paquetito de apenas unas páginas. Al hacer que sus historias se centraran en el análisis de textos imaginarios, Borges postulaba la existencia de una literatura bien estrafalaria: colecciones ilógicas de letras y símbolos, catálogos de animales y objetos y un duplicado de Don Quijote que de alguna forma llega a ser mejor que el original. El cuento "El jardín de senderos que se bifurcan" contiene fragmentos imaginarios de una de las invenciones literarias más imposibles de Borges: una novela con una serie infinita de finales.

Publicado originalmente en Buenos Aires en el año 1941, "El jardín de senderos que se bifurcan" fue el primer cuento de Borges que se publicó en inglés: fue traducido por el escritor de ciencia ficción Anthony Boucher en 1948 para la revista estadounidense Ellery Queen's Mystery Magazine. El cuento recibió críticas favorables, tras lo cual Borges causó sensación a nivel mundial.

Así y todo, la popularidad de Borges en América del Norte y en Europa nunca llegó a ser la manía que la gente sentía con el escritor en su Argentina natal. A diferencia de varios de los escritores cuya obra se inspiró en Borges (entre otros, Gabriel García Márquez, José Saramago y John Maxwell Coetzee), Borges nunca fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Conforme a su eterno sentido del humor, Borges supo hacer de este desdeño una gracia y dijo al respecto: "No otorgarme el Premio Nobel se ha convertido en una tradición escandinava: desde que nací no me lo vienen dando" (Fuente).

Borges escribió muchísimos cuentos formidables, pero este es uno de los mejores, además del más famoso, de su autoría. Esperamos que te guste tanto como a nosotros.

¿Y a mí qué?

Un gran sabio cantaba:"los tiempos cambi… ejecen". Ah, cuando nosotros teníamos tu edad… Okey, no vamos entrar en esa. Pero, en serio, ¿te diste cuenta de que hace quince años la mayoría de la gente andaba sin celulares, y mucho menos teléfonos inteligentes equipados con acceso a Internet y GPS? Google, Facebook, YouTube, Shmoop... Son todas invenciones relativamente nuevas, pero aun así, dependemos completamente de ellas. Si pasamos un día sin usar al menos uno de estos sitios web, nos empezamos a sentir nerviositos y ansiosos. En una época en la que hasta las más renombradas organizaciones de noticias dependen de Twitter, cuesta recordar por qué no debemos citar Wikipedia como fuente en los ensayos de historia.

Así es que mucha gente se dedica a estudiar cómo inciden en nuestra vida todos estos tipos de tecnología, a veces llamados "nuevos medios de comunicación". Algunos arguyen que Internet, con su creciente complejidad, nos está cambiando hasta la forma de leer: no leemos igual en una pantalla que en una página impresa, ya que ojeamos en vez de leer palabra por palabra, lo cual significa que tampoco leemos siempre de principio a fin. Internet pregona el "hipertexto", una densa serie entrelazada de páginas que se vinculan entre sí, por lo que ya no leemos solamente de forma lineal (es decir, del principio al final de la página), sino también de forma horizontal, circular… e incluso hacia atrás. Pensemos, por ejemplo, en la forma de leer Wikipedia: buscamos un tema y a los dos segundos nos distrae una serie interminable de enlaces a otros artículos. Así, empezamos a leer un artículo sobre los nuevos medios de comunicación y a las tres horas nos hallamos leyendo acerca de la globoflexia (tema fascinante en sí).

¿Y qué tiene que ver todo esto con el escritor argentino Jorge Luis Borges? Pues bien, puede que esta cultura digital en la que actualmente nos encontramos inmersos se deba en gran parte a la imaginación de Borges y, en particular, a "El jardín de senderos que se bifurcan". De hecho, el papel del cuento como fundamento base de los mitos y la cultura de la era digital es tal que el Instituto Tecnológico de Massachusetts ha incluido la obra como la primerísima selección en su libro The New Media Reader, publicado en 2003. ¿Y dónde está la relación? Bien, a medida que leas el cuento, ya sea en formato digital o (¡ah…!) en un libro impreso, piensa si la novela infinita que describe Borges no habrá sido el primer hipertexto. ¿Qué te parece? ¿Habrá sido Borges un visionario de la era digital?

Frase Clave

"Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan."