Escenario en Romance sonámbulo

Escenario en Romance sonámbulo

Dónde se desenvuelve la historia

El poema tiene lugar en varios espacios: en el mar, en una montaña, en la luna, debajo de un balcón y en una expedición de alpinismo interestelar. Si todo esto te parece confuso, bueno, lo es al menos un poco. No obstante, ¿qué tienen en común todos estos lugares? Bueno, una forma de interpretar el entorno de este poema es que todo tiene lugar pura y exclusivamente en la imaginación del narrador. Dicho de otro modo, se imagina el "barco sobre la mar", el "caballo en la montaña" y la gitana verde que "sigue en su baranda". Pero lo más importante de todo es que se imagina estas cosas para nosotros, su público, por un motivo en particular.

¿Y por qué vemos esta incoherencia de lugares, a veces incluso abstractos? Porque cada lugar que el narrador identifica nos genera un golpe emocional distinto. Cuando pensamos en el barco o en el caballo, sentimos lástima: parecen solitarios o aislados. Desde luego, también lo es nuestro narrador. Cuando nos habla del balcón, lo que importa no es el balcón en sí, sino la distancia del mismo con respecto al narrador. De nuevo, el lugar queda relegado a un segundo plano con respecto a la idea que comunica.

¿Todavía no te convence esta explicación? Pues bien, ¿qué piensas del monte que "eriza sus pitas agrias" como un "gato garduño"? ¿Acaso el narrador se encuentra en un monte que le recuerda a un gato asustado o enojado? Puede ser. Pero nosotros nos inclinamos a pensar que lo que cuenta es la parte del susto y del enojo. El espacio refleja un tono emocional concreto que cambia a medida que cambia la experiencia del narrador.

Analicemos, por ejemplo, esa última subida a las "las altas barandas". Por supuesto, podemos pensar que los amigos van dejando un rastro de sangre y de lágrimas de verdad al pasar por los farolillos en los techos. O bien podemos imaginar la lucha por alcanzar cualquier objetivo, por subir bien alto, como algo que cuesta (lágrimas y sangre) pero a la vez es hermoso (de ahí los farolillos). Así pues, el espacio no es un lugar del todo firme, pero tampoco pretende serlo: el poema no se desarrolla en ningún espacio real, físico, sino en la imaginación emocional del narrador.