1984

______________________________________________________________

Para esta guía, usamos la traducción del sitio Antroposmoderno.
Puedes encontrarla aquí.

______________________________________________________________

En pocas palabras

Si alguna vez viste Gran Hermano, ese reality show que es tan malo que no te lo puedes perder, deberías cerrar esta página ahora mismo y plantarte de nuevo delante del televisor. ¿Sabes por qué? Porque eso significa que ya estás familiarizado con el clásico distópico de George Orwell, 1984. Vaya, este fue fácil de explicar.

¿Crees que bromeamos?

Bueno, puede que un poco.

Pero lo que sí es cierto es que el programa Gran Hermano, en el que se muestra cómo conviven los concursantes en una misma casa las 24 horas del día, debe su nombre a la obra 1984. De hecho, es posible que sea la mejor adaptación de un clásico de la literatura a la televisión actual de todos los tiempos (lo sentimos Shakespeare Idol).

¿Qué nos dice esto sobre el libro? En primer lugar, que si sigue usándose como referencia en la cultura pop de hoy en día, debe ser muy influyente, incluso icónico. Si tenemos en cuenta que se escribió allá por el 1949, tiene mérito que continúe siendo relevante en la actualidad. ¿Cuál es su mensaje? Algo como: "No permitas que el gobierno ostente demasiado poder, o convertirán tu vida en un infierno y posiblemente te torturen durante prolongados periodos de tiempo".

La historia se desarrolla en el año 1984, en un futuro ficticio, 35 años más tarde de la publicación del libro. El protagonista de la obra, Winston, es un hombre exasperantemente normal, que trabaja para el Ministerio de la Verdad editando artículos de periódicos antiguos con el fin de reescribir el pasado. En el futuro, la vida deja mucho que desear. El mundo se halla sumido en una guerra permanente, y la vigilancia gubernamental está a la orden del día. La gente incluso tiene instaladas telepantallas en sus hogares para controlar todos sus movimientos (¿te suena de algo?).

Ah, sí, y el amor está prohibido. Sí, leíste bien: el amor es ilegal.

Esto se convierte en un problema para nuestro querido Winston, cuando (¡sorpresa!) se enamora de Julia, su compañera de trabajo en el día y atractiva rebelde encubierta en la noche. Al principio todo parece ir como la seda, ambos pasan tiempo en el bosque, y finalmente encuentran una alcoba en la ciudad donde están a salvo de las telepantallas. Puede que el futuro no esté tan mal después de todo.

No tan rápido.

Conforme avanza la trama, su oposición al régimen es cada vez mayor, hasta que ambos son descubiertos por la policía secreta y llevados ante el Ministerio del Amor (que realmente debería llamarse Ministerio de la Tortura y el Lavado de Cerebro). No queremos adelantar demasiado, pero los acontecimientos empiezan a degenerar al más puro estilo Hostel, con jaula de ratas hambrientas incluida. Finalmente, Winston queda en libertad, pero las secuelas de la tortura son evidentes en él.

De modo que si bien puede que disfrutemos viendo Gran Hermano, debemos dar gracias por no ser observados por él… de momento.

¿Y a mí qué?

Una Natalie Portman sin pelo, un Keanu Reeves con lentes de sol y un Christian Bale pálido. Lo creas o no, incluso si nunca oíste hablar de 1984, estas superestrellas se han encargado de que nunca olvides su premisa y su trama. Como lo oyes, conoces 1984 como la palma de tu mano, y es muy probable que haya influido en tu forma de pensar. ¿Todavía no sabes a qué nos referimos? un V for Vendetta, The Matrix, Equilibrium. Llevamos años imaginando cómo sería nuestra vida si estuviera controlada por un gobierno opresivo y tiránico, y es probable que sigamos dándole vueltas a la cabeza durante mucho tiempo, pero la pregunta que nos ronda la mente es, ¿por qué?

¿Por qué cautiva tanto este argumento a espectadores, lectores, escritores, cineastas y artistas? ¿Acaso no es Estados Unidos la tierra de los hombres libres y el hogar de los valientes? ¿No vivimos en un lugar de cielos infinitos, olas de trigo color ámbar y oportunidades en cada esquina, donde los sueños se hacen realidad? En ese caso, ¿de qué nos preocupamos? ¿A qué viene tanto revuelo?

Pues bien, si leíste nuestro artículo sobre la redacción de la Constitución en el apartado de historia de Shmoop, sabrás que una constitución no se crea en dos días, que no es nada fácil formar un buen equipo de gobierno, y que la protección de las libertades civiles y los derechos básicos (como la libertad de expresión) no siempre cuenta con límites bien definidos.

Tomemos el ejemplo del presentador de radio Michel Savage, quien, el 21 de julio de 2008, exclamó ante sus ocho millones de oyentes: "I'll tell you what autism is. In 99 percent of the cases, it's a brat who hasn't been told to cut the act out. That's what autism is" (fuente). Savage, que posee dos títulos de máster en el campo de la medicina y un doctorado en etnomedicina nutricional, argumentó que cada vez más niños son diagnosticados con autismo con el fin de aumentar los fondos dirigidos a escuelas, doctores y compañías farmacéuticas. Como podrás imaginar, las declaraciones de Savage provocaron un acalorado debate y la indignación de gente de todo el mundo, especialmente de todas aquellas personas que luchan o conocen a alguien que lucha contra este trastorno neurológico. Fueron muchos los que pidieron su despido, una disculpa o algún tipo de amonestación. Estaciones de radio de todo el país dejaron de emitir su programa. Sin embargo, ahí es donde se complica la situación. La Primera Enmienda de la (Carta de Derechos garantiza a todos los ciudadanos de los Estados Unidos el derecho a la libertad de expresión:

"Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the government for a redress of grievances."

Del mismo modo que los oyentes de Savage pueden expresar su opinión sobre el presentador, este tiene derecho a decir lo que quiera. Es cierto que el ser conductor de un programa de radio conlleva un cierto grado de responsabilidad a la hora de realizar cualquier tipo de comentario; sin embargo, Savage también es libre de ejercer su derecho a la libertad de expresión. Es una situación más compleja de lo que parece, ¿no crees? ¿Pero te das cuenta de lo fácil que sería para nosotros vedar a Savage de la radio o evitar que vuelva a expresarse públicamente?

Estas son preguntas complicadas que, en una sociedad en la que se valoran las libertades civiles, surgirán una y otra vez. 1984 nos muestra lo que ocurre cuando dejamos de lidiar con estas cuestiones y permitimos que un reducido grupo de personas en el poder tome todas las decisiones.

Frase Clave

"LA GUERRA ES LA PAZ

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA"

(1.8–10)