Elena Dean

Tal y como se da cuenta Lockwood enseguida, Elena Dean sabe todos los detalles del melodrama de los Earnshaw y los Linton. Los habitantes de las dos casas confían en ella, así que es la persona indicada para preguntarle preguntarle sobre la historia.

A la vez, Elena fue expulsada de Cumbres Borrascosas, que nosotros sepamos, en al menos dos ocasiones. Cuando Heathcliff llega por primera vez de niño, ella lo deja en el rellano de la escalera, tras lo cual, como le cuenta a Lockwood: "al averiguar cómo había llegado allí, y saber dónde yo le había dejado, [Earnshaw] castigó mi inhumanidad echándome a la calle" (4.50). Asimismo, confiesa que "Hindley le odiaba y yo también" (4.52).

Todo esto indica que la persona a la que recurrimos para enterarnos de lo ocurrido participaba en las humillaciones con las que torturaban a Heathcliff durante su infancia. Si bien Elena no era ni por asomo la porquería que era Hindley, Heathcliff nunca se ganó su cariño, y aunque comparten algunos momentos de ternura, él más que nada la considera la instigadora que es. Más adelante le prohíbe quedarse con la jovencita Cati cuando ésta se muda a Cumbres Borrascosas, lo cual hace enojar mucho a Elena. Cuando Heathcliff llega al clímax de su manía, Elena se pregunta: "¿Será un duende o un vampiro?" (35.37), pero luego recuerda el pequeñín que alguna vez fue Heathcliff y lo absurdo de tales reflexiones.

Otro punto que debemos tener en cuenta es que Elena también recurre a varios otros narradores para atar cabos sueltos de la historia: Isabel, el doctor Kenneth, unos aldeanos chismosos y unos crédulos pastorcitos de ovejas. Aunque como narradora nos ayuda mucho más que Lockwood y está mucho más informada de los hechos que él, también tiene sus defectos, es subjetiva y se identifica por demás con los Linton, así que hay que tomar un poco con pinzas lo que dice. Cuando empieza a narrarle la historia a Lockwood, no es que de repente escuchamos la "verdadera historia", sino otra representación de la "verdad".

Uno se olvida fácilmente de que la novela consiste en el diario de Lockwood, que a su vez es un registro del relato oral de Elena. Lockwood desea poder "entablar con ella una plática" en la que le ponga al tanto de los chismes, pero ella se considera un personaje estable y "razonable" cuyo conocimiento de los libros la autoriza a contar historias. Desde luego que aclara un poco el complicado árbol familiar, pero esta narradora no es para nada omnisciente. Según su propia confesión, ni a ella ni a los otros aldeanos (varios de los cuales completan los datos que le faltan en la historia que cuenta) les caen bien los de afuera, y además tienden a creer en las supersticiones. Más aún, pareciera que a Elena le entretiene bastante todo el conflicto entre las familias.