Doctor Manette

Doctor Manette

En 1757, el Doctor Manette es un excelente doctor, con una próspera carrera, una amorosa esposa y una dulce hija. Una –traumática- semana después, cae prisionero en La Bastilla.

Dieciocho años después, es un hombre quebrado. Pudriéndose en la soledad como “Prisionero 105, de la Torre Norte”, el Dr. Manette rápidamente olvida quién fue, pero no por debilidad: Dickens hurga en el trauma psicológico de su encarcelamiento injusto desde el momento en que lo conocemos. En un intento desesperado por olvidar todos sus recuerdos de la prisión, el Dr. Manette comienza a remendar zapatos.

Lucie y el Sr. Lorry encuentran al doctor encorvado en una esquina de la casa de los Defarge, remendando zapatos como si el mundo se fuera a acabar. A través de la impresionante entrega de Lucie, el Dr. Manette “regresa a la vida”. Y no es un término figurativo: Dickens quiere que su audiencia vea lo debilitante que eran las prisiones. El escritor lo sabe muy bien: su padre pasó varios años en la prisión cuando Dickens era niño, y obviamente fue algo que marcó su vida.

De hecho, si hay algún héroe sin gloria en esta novela, ese es el Dr. Manette. Dickens explora los miedos y las agonías del estrés post traumático con un agudo realismo. El doctor es un hombre fuerte. Pero aún el hombre más fuerte puede quebrarse. Diariamente lucha por olvidarse del terror del pasado, del confinamiento solitario, de ser un “muerto en vida”.

“En su hermosa cara, llevaba la amargura de su encarcelación; pero cubrió las huellas con una determinación tan fuerte, que mantenía su dominio sobre ellas aún dormido. Una cara más singular en su quietud, pero vigilante y resuelta ante un agresor no visto, no iba a ser descubierta en todo el dominio de su sueño, esa noche.” (2.17.41)

Dickens no deja lugar a dudas: el Dr. Manette es un héroe. El Dr. Manette sirve como una historia de prevención para el resto de la novela. Ok, existen algunas diferencias entre su situación y la de Charles (o el resto de prisioneros de la República). El doctor fue encarcelado por aristócratas, los Evrémondes, quienes no querían que él hablara de sus crímenes. Charles es encarcelado por los patriotas, quienes quieren vengarse del daño causado por los aristócratas que encarcelaron al Dr. Manette. Gran diferencia ¿no? Bueno, oficialmente, sí. Pero las consecuencias de las detenciones injustas son espantosas. En realidad no importa quién te encarcele.

Sin embargo, las últimas fuerzas del Dr. Manette, vienen de su habilidad para separar las acciones de los individuos de aquellas que son promovidas por grupos. Donde los patriotas franceses determinan que “toda la raza” de los Evrémondes debe ser “exterminada”, el Dr. Manette se da cuenta de que Charles no debe cargar con la responsabilidad de los crímenes de su padre. Le permite casarse con su hija Lucie y se compromete de corazón a rescatarlo cuando la República lo arresta. Dickens no pasa por alto las luchas del Dr. Manette ni permite que esas luchas se interpongan en la conciencia del hombre. En nuestra opinión, necesitamos más tipos como el Dr. Manette.

Entonces ¿por qué no es el Dr. Manette la estrella de la novela? Nos imaginamos que Dickens no quiere que la novela sea acerca de héroes; se enfoca más en los actos de compasión y hasta en el heroísmo. Dejar ir a Lucie y permitir que Charles entre en sus vidas, es la muestra tangible de la fortaleza del Dr. Manette. Puede que no sea un héroe tradicional, pero definitivamente gana puntos por su simpatía hacia los demás.