Jessica

Jessica es la única hija de Shylock. Ella le destroza el corazón a su padre dándose a la fuga para casarse con el cristiano (Lorenzo) y se lleva los ducados de su padre y varias reliquias familiares.

Ser la hija de Shylock

Antes de descartar a Jessica como una mala egoísta que abandona y le roba a su propio padre, debemos recordar que la vida en la casa de Shylock no es muy buena. Y empeora cuando su bufón y sirviente Launcelot se va: "Estoy enfadada porque abandonas así a mi padre", le dice Jessica a Launcelot, "nuestra casa es un infierno, y tú, alegre diablo, divertías un poco su atmósfera de fastidio" (2.3.1–3). Shakespeare nos deja probar una pizca de la vida en lo de Shylock en el Acto 2, Escena 5: cuando Shylock y Jessica aparecen en escena juntos, Shylock le ladra órdenes a su hija (mientras le grita a su sirviente). Le exige a Jessica que se quede adentro y cierre "con cerrojo [las] puertas" para que el sonido de la música de las calles no entre (2.5.30).

Está bien, entendemos por qué Jessica se quiere largar de la boca del lobo y, sin duda, ella no es la única hija shakespeariana que se da a la fuga para casarse en secreto. Pero sí parece un tanto desalmado que ella haya cambiado el anillo de turquesa de su difunta madre por un mono al irse con Lorenzo. Su falta de consideración destroza a su padre:

¡Maldita sea! Me atormentas, Tubal. Era mi turquesa. La adquirí de Leah cuando era mu chacho; no la habría dado por todo un desierto lleno de monos.. (3.1.119–122)

Conversión de Jessica

Jessica no solo se va de la casa de su padre sino que también se convierte al cristianismo... y ambos se representan como actos de abandono. Cuando el bufón Launcelot dice que Jessica está "condenada" a ir al infierno por ser la "hija del judío", Jessica declara "Seré salvada por mi marido; me ha hecho cristiana" (3.5.18–19). La idea aquí es que el matrimonio de Jessica con un cristiano la convertirá a ella también en cristiana. El concepto proviene de 1 Corintios 7:14 en el Nuevo Testamento: "Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido".

Como indica la crítica literaria Janet Adelman en Blood Relations, el matrimonio parece sucederle a Jessica en gran parte como una forma de escapar al hecho de ser la hija de su padre. Esto puede apreciarse en su discurso del Acto 2, Escena 3:

¡Ay, qué aborrecible pecado cometo al avergonzarme de ser hija de mi padre! Pero, aunque soy su hija por la sangre, no lo soy por el carácter.

¡Oh, Lorenzo! Si mantienes tu promesa, haré cesar la lucha, convirtiéndome en cristiana y tu amante esposa. (2.3.16–21)

Aquí queda claro que Jessica no solo detesta los "modales" de su padre, sino que también asocia la conducta de Shylock con el hecho de ser judío, razón por la cual está ansiosa por convertirse al cristianismo.