La esposa de Curley

La esposa de Curley

A la esposa de Curley la llaman de muchas maneras, pero no podemos repetirlas aquí porque hay damas leyendo. Mejor digamos que es una mujer que causa problemas: es atractiva y lo sabe, usa maquillaje, vestidos ajustados, y tacones altos con plumas de avestruz (los cuales —admitámoslo— quizás sean poco prácticos para usar en un rancho). En otras palabras, es como Ree Drummond, La Mujer Pionera, pero menos experta en tecnología.

Pobre chica no tan rica

Pero aquí en las oficinas de Shmoop, somos compasivos y no podemos evitar sentirnos un poco mal por esta pobre chica. Al ser la única mujer en el rancho, su vida es solitaria y Curley no le hace mucha compañía: prefiere hablar de sí mismo más que de cualquier otra cosa. Ella tampoco es de hacerse muchos amigos. Cuando se cruza con algunos de los hombres, les dice:

"What am I doin'? Standin' here talkin' to a bunch of bindle stiffs—a n***** an' a dum-dum and a lousy ol' sheep—an' likin' it because they ain't nobody else" (4.103).

La esposa de Curley tiene una manera particular de hacerse amigos e influir en las personas.

También habla mucho (en realidad, dos veces) acerca de cómo podría "actuar en espectáculos. Y no solo en uno. Un hombre me dijo que hasta podía actuar en las películas" (of went with shows. Not jus' one, either. An' a guy tol' me he could put me in pitchers) (4.102). ¿Será cierto que alguna vez estuvo cerca de ser una estrella de Hollywood? Lo más probable es que no. El punto es que, al igual que los demás empleados de la granja, la esposa de Curley tiene —o tenía— un sueño. Y, al igual que ellos, ella trabaja con su cuerpo. Ellos venden su trabajo; ella vende (o por lo menos lo intenta porque nadie parece comprarlo) sexo.

Cuando muere, el autor nos da una idea de cómo podría haber sido esta chica:

the meanness and the plannings and the discontent and the ache for attention were all gone from her face. She was very pretty and simple, and her face was sweet and young. Now her rouged cheeks and her reddened lips made her seem alive and sleeping very lightly. (5)

¿Podemos culpar a la esposa de Curley por su mezquindad, crueldad y obsesión consigo misma? ¿O es solo una víctima de las circunstancias al igual que los empleados del rancho?

Mirar no cuesta nada

Puede que sea una combinación de ambas. Coquetea a propósito con los empleados del rancho para asegurarse de que sufran la impulsiva e incontenible ira de Curley y para bajarle la autoestima a Curley aún más. Mata dos pájaros de un tiro.

También sabe usar la lengua. Cuando interrumpe la reunión de Lennie, Crooks y Candy en el capítulo cuatro, les dice con desprecio que los demás "dejaron a los más débiles aquí" (left all the weak ones here) (4.92). Al igual que Curley, ella se ensaña con las personas más pequeñas y débiles para sentirse mejor consigo misma. Se burla con crueldad de Candy por su avanzada edad y su mansedumbre y también se mofa de Lennie por ser "un tonto" (a dum dum) y, como si esto fuera poco, le dice a Crooks: "Podría hacerte colgar de un árbol tan fácilmente que perdería la gracia" (I could get you strung up on a tree so easy it ain't even funny) (4.120).

En pocas palabras, la esposa de Curley es narcisista e incapaz de juzgarse a sí misma y a su posición con honestidad. Siempre que puede, habla de sus oportunidades perdidas. Habla de un actor viajante que le pidió que fuera parte de su espectáculo, sin darse cuenta de que esa es una típica frase para conquistar mujeres. Lo mismo sucede con la oferta para ir a Hollywood: la esposa de Curley se convence a sí misma de que su madre robó la carta y no se da cuenta de que, en realidad, nadie estaba interesado en su talento.

La obsesión de la esposa de Curley consigo misma es lo que, a la larga, la lleva a su muerte. Le tiene un poco de miedo a Lennie, pero al mismo tiempo quiere su atención y sus elogios. No es coincidencia que haya muerto porque no quería que Lennie le arruinara el peinado: se puede mirar e incluso, tocar si quieres, pero no te pongas demasiado cómodo. Es una provocadora, les da falsas esperanzas a los hombres para sentirse mejor con ella misma. Y obtiene lo que merece (si nos basamos en la lógica del libro): la muerte.

Bueno, nunca nadie acusó a Steinbeck de ser un feminista.