Resumen de El hombre invisible

Resumen de El hombre invisible

Cómo se desenvuelve la historia

El narrador se presenta de inmediato como un hombre invisible. Hola, hombre invisible.

Vive fuera del sistema, en un sótano donde se encuentra hibernando hasta que llegue el momento de una acción directa, visible. Pero antes de que esta acción directa y visible ocurra, precisa reconocer su invisibilidad. Se nos brinda contexto cuando nos enteramos de que los abuelos del narrador fueron esclavos liberados tras la Guerra Civil.

En su lecho de muerte, el abuelo del narrador, que había sido considerado un hombre sumiso, confiesa su ira hacia el sistema dominado por los blancos y aboga por una estrategia mediante la cual se use su propio sistema en contra ellos. El narrador rechaza las palabras de su abuelo y continúa viviendo una vida sumisa y obediente como un estudiante negro modelo. Tras escribir un discurso exitoso sobre la importancia de la humildad para el progreso de los negros (es decir, la idea de que estos pueden progresar siempre que reconozcan la superioridad de los blancos), el narrador es invitado a dar el discurso en un evento que reúne a los líderes de su pueblo. El narrador está súper entusiasmado por dar dicho discurso.

Adelantándonos al día del discurso, al narrador lo obligan a quitarse la ropa y luchar con los ojos vendados en la "Lucha Real": una riña contra otros jóvenes negros ante la mirada de los líderes blancos del pueblo. Pues no, no es un discurso. Solo después de haber luchado azuzado por los ebrios líderes de la ciudad, el narrador puede dar su discurso. Su gran momento ha llegado. Sin embargo, los blancos apenas lo oyen. De todos modos, recibe una buena recompensa: al finalizar el discurso, el narrador recibe una cartera de piel de becerro y una beca para cursar estudios en la universidad estatal para negros.

El narrador recuerda que la universidad era un lugar hermoso (recuerda que toda esta historia es narrada por un tipo que en el presente vive en un sótano). El narrador se convierte en un estudiante modelo y aspira un día a trabajar con el Dr. Bledsoe, el presidente de la universidad. Cuando es seleccionado para conducir al Sr. Norton, uno de los millonarios blancos fundadores de la universidad, por el recinto de la universidad, el narrador se entusiasma. Y entonces las cosas se ponen bien feas.

Ambos visitan unas cabañas construidas en la época de la esclavitud y escuchan la historia de un hombre llamado Trueblood, quien supuestamente ha embarazado a su hija. Es entonces cuando el Sr. Norton, deseando beber algún estimulante, le ordena al narrador que lo lleve al bar más próximo. Pero este resulta ser mitad bar, mitad manicomio. (¡¿Qué?!) Bien, olvídense de eso de que el narrador quería llegar a trabajar con el Dr. Bledsoe algún día. El tipo lo echa de la universidad y le dice que vaya a Harlem, Nueva York, a buscar trabajo. Dr. Bledsoe le entrega unas cartas de recomendación al narrador y le desea suerte.

El narrador está entusiasmado con sus perspectivas en Harlem, pero la verdad es que las cartas de recomendación del Dr. Bledsoe no surten un efecto mágico. Resulta que esas cartas de recomendación son precisamente lo opuesto: cartas que solicitan al destinatario que no ayude al narrador. ¡Uy! Derrotado y consternado, el narrador termina aceptando un trabajo en Pinturas Libertad. Allí, se dedica a hacer pintura blanca y es confundido con un soplón (un esquirol), con un sindicalista y luego, tras la explosión accidental, es utilizado como una rata de laboratorio en el hospital de la compañía. Un gran primer día de trabajo. Y también el último. No lo culpamos.

Una mujer amable y maternal llamada Mary Rambo recibe al narrador en su casa y, a falta de una frase menos cliché, cree en él. Esta creencia se confirma cuando el narrador es testigo del desalojo de una pareja de ancianos negros y se siente obligado a dar un impresionante discurso improvisado (nada menos que ante una audiencia que ahora sí que lo escucha).

Una de esas personas es un blanco llamado hermano Jack, quien inicia al narrador en la Hermandad, una organización multirracial con trasfondo comunista. El narrador se va de la casa de Mary, gana un buen dinero y aprende de la Hermandad. Además, realiza excelentes discursos (para gente que sí lo escucha) y su prestigio aumenta dentro de la comunidad de Harlem.

Gran error, al parecer. La Hermandad reasigna al narrador para que atienda a los asuntos de la mujer en el centro de la ciudad, lo cual es equivalente a que tu empresa de trajes de baño te transfiera a Juneau, Alaska.

Tras un par de semanas, el narrador vuelve a Harlem y descubre que Tod Clifton, un joven hermano negro, ha desaparecido hace varias semanas. Harlem en sí ha sufrido muchos cambios; muchas de las obras que el narrador había realizado en la comunidad han desaparecido. El narrador se asombra aún más cuando descubre que Clifton se encuentra vendiendo muñecos Sambo en la calle. Es testigo de cómo un oficial de policía le dispara a Clifton. Tras la muerte de Clifton, el narrador rápidamente trata de ponerse en contacto con los altos cargos de la Hermandad para organizar el funeral. Sin embargo, acaba tomando el asunto en sus propias manos y organiza un funeral público. ¡Error!

La Hermandad convoca al narrador a una reunión durante la cual lo castigan por tomar el asunto en sus propias manos. Llaman a Clifton "traidor" por vender los muñecos racistas Sambo y reprenden al narrador por haber organizado un funeral público. Al parecer, las manifestaciones públicas ya no son parte de la agenda de la Hermandad. El hermano Jack indica al narrador que visite al hermano Hambro, quien se encargará del nuevo programa.

El narrador decide visitar al hermano Hambro esa noche, pero en el camino, se encuentra con Ras el Exhortador, un nacionalista negro que utiliza la situación para atizar el sentimiento antihermandad. Es una situación un tanto peligrosa para el narrador, quien ve a dos hombres dispuestos a seguirlo hacia un callejón oscuro. Creyendo que disfrazarse es la mejor opción, el narrador decide comprar un par de accesorios e inmediatamente comienza a ser confundido con un hombre llamado Rinehart. Este Rinehart es un reverendo, un jugador, un luchador y un proxeneta, entre otras cosas.

El narrador se da cuenta de que puede adoptar múltiples identidades; esa es la ventaja de ser invisible. Luego decide que es mejor debatir la idea con Hambro, por lo cual se reúne con él y es allí cuando se entera de que la Hermandad tiene previsto deshacerse de la gente de Harlem en pos de una causa mayor no especificada. El narrador decide espiar a la Hermandad y averiguar cuáles son sus verdaderas intenciones, pero no lo consigue.

Harlem se sumerge en una lucha racial y el narrador sospecha que, en definitiva, este era el plan de la Hermandad. Muy molesto, corre por las calles de Harlem al tiempo que Ras el Exhortador (ahora el Destructor) insta a la destrucción. Ras pide que el narrador sea detenido, pero este elude la captura tras un breve enfrentamiento.

Intenta ir a casa de Mary, pero termina cayendo en su "hoyo en el suelo". Cuando despierta, el narrador se da cuenta de la magnitud de la manipulación de la Hermandad y se enoja. Se da cuenta de que necesita un plan de acción y decide hibernar hasta entonces. Nos dice que escribir su historia le resultó útil y que está dispuesto a salir de la hibernación. Se pregunta si su historia habla por nosotros y por él mismo.