Paul Bäumer

Paul es el hombre con todas las letras bien puestas. Este es su libro, su historia, su travesía. Es el protagonista y, hasta casi el último párrafo, también es el narrador. Es la razón por la que hemos presenciado en primera fila una de las más cruentas e infernales guerras de todos los tiempos. Y no solo la hemos visto en primera fila, sino que hemos escrutado al enemigo de EEUU en la Primera Guerra Mundial: Alemania.

Paul no es un héroe de guerra famoso. No es un oficial estrella de alto rango. No es un escritor famoso. Es simplemente cualquier tipo con una familia en casa en un pequeño pueblo de Alemania. Le gusta tomar cerveza, piensa en mujeres y, cuando estaba en casa, estaba escribiendo una obra llamada Saul (le gustaba escribir y contar historias). Fue a la escuela y le gustan los libros, pero es muy joven para tener cualquier experiencia importante en la vida cuando se alista para la guerra. Es el típico adolescente, emocionado por su futuro, pero todavía ingenuo frente a ciertas cosas de la vida. Así es Paul, hasta que la guerra cambia todo y lo convierte en un experto de la muerte. En varios sentidos, Paul es normal y por eso es tan fácil relacionarnos con él. No sabemos tú, pero nosotros nos identificamos con él, y por eso, la guerra que sufre nos parece increíblemente horrible.

Las habilidades de supervivencia de Paul

Paul es un personaje complejo, profundo y sensible, pero también es un tipo normal, que puede jugar con los demás, tomarse unas cervezas y soñar con tiempos de paz. Paul se diferencia de los demás solo porque quiere contar su historia. Sus observaciones las hace desde un lugar de su corazón privado, gentil y amante de la vida, un lugar asaltado por casi todo lo que lo rodea. El lector es testigo de la transición de Paul de ser un soldado nuevo, tratando de vivir un día más, a ser un juez con fuerza de carácter y una gran bondad y amabilidad, en un mundo sumido en la brutalidad.

Para sobrevivir a una guerra tan cruenta, Paul debe desconectarse de su parte artística y poética para sacar su lado más perverso, ese que está armado y es un poco animal. En varios puntos nos damos cuenta de la necesidad que tiene de suprimir sus emociones. Por ejemplo, en vez de escribir en un diario acerca de lo triste que es perder a Albert Kropp, simplemente nos dice que tuvo que dejar a su amigo, y ya.

Paul lucha, hace jugarretas, es herido, se va a casa, hace amigos, pierde a seres queridos, lidera a un grupo, y eventualmente se muere en una muerte descrita como un alivio. Su muerte es aún más conmovedora cuando Paul se nos presenta como un bondadoso y dulce Everyman (cualquier persona), el tipo de gente que esta guerra ha tratado de proteger. El hecho de que Paul esté aliviado por el final de su vida es una crítica amplia y profunda que hace el autor: como Paul necesita matar su parte buena y amable, para poder seguir sobreviviendo, Paul muere antes de que se muera su muerte física. Esto se subraya en el epígrafe del libro: “Este libro no busca ser una acusación ni una confesión. Es solamente un intento de contar la historia de una generación que fue destruida por la guerra, aun habiendo escapado de las granadas, fue destruida por la guerra” (más detalles en nuestra sección de “¿Qué hay con el epígrafe?”).

Paul y sus amigos

Paul es también sus amigos; es un reflejo de ellos. Todos son ejemplos del “buen joven” que solo intenta seguir su moralidad e ideales y hacer lo correcto con los talentos que le son dados. No hay, prácticamente, ningún conflicto entre ellos; se comportan básicamente como un cuerpo único. Podríamos decir que los amigos de Paul son su razón para vivir. Cuando se va de permiso, la vida en su casa ya no le atrae. Extraña a su “familia” de guerra. Al final de la novela, Paul es el único que queda de sus amigos; le ha tocado ver morir a casi todos (Kemmerich, Müller, Kropp, Kat, Bertinck). Cada muerte lo afecta de cierta manera, arrancando algo de su humanidad. Para cuando todos sus amigos han muerto, a Paul ya no le queda mucho por vivir.

Paul y su familia

Paul tiene una relación compleja con su madre. Se presenta desde el principio como el niño de mamá. Está completamente dedicado a ella, y cuando está cerca de su madre, se desmorona emocionalmente. Se le recuerda cuánto se ha sacrificado su madre para que él pudiera vivir una vida sana y plena. Su madre tiene cáncer, así que Paul parece no poder escapar de la muerte, aun estando de permiso en su casa. Su hogar es igual de duro con él como lo es el frente de guerra. Paul, de cierta forma, pide por su madre, casi llorando para que se recupere, ya que ahora siente que ha cambiado de ser un niño ingenuo a ser un duro soldado. La enfermedad de su madre indica que no existe paz para él en el mundo.

El padre de Paul, sin embargo, es descrito como falso e insensible, sin saber mucho de lo que ocurre y sin que le importe. Su objetivo principal es mostrar a Paul con sus amigos para que los divierta con glamorosas historias del campo de batalla y de su entrenamiento. En la mente de Paul, volver a contar esos horribles acontecimientos disminuye el honor del hombre abatido al que se refiere, convirtiéndolo en objeto, así que Paul rechaza este rol. Pareciera que simplemente tolera a su padre. No nos extraña que Kat sea quien tome el papel de amigo y mentor en la vida de Paul.

Podrías ver a Kat como el padre adoptivo de Paul, su yoda, su entrenador, su Hagrid. Kat tiene todo lo que al padre de Paul le falta; a Kat no le preocupa su imagen, es capaz y se preocupa por los demás y lo que ocurre. Además, Kat es un líder, enseñando a Paul a enfrentar la guerra. Paul aprende pequeñas lecciones de Kat a través de la novela (cómo atrapar y cocinar un ganso o drenar a un cerdo), y en muchos sentidos es Kat quien le enseña a mantener su sentido del humor.

Paul caminaría por el fuego por Kat, y quizá, la mayor tragedia de la novela sea cuando lo hace: cuando hieren a Kat en un día de verano, Paul le hace un torniquete y lo carga a través de una tormenta de balas al hospital itinerante más cercano. Cuando se da cuenta de que una astilla de metralla le ha dado a Kat y que éste ha muerto, Paul queda destrozado. Poco después de este incidente Paul muere. Kat es el último de los amigos que le queda a Paul, así que sin él, ya su vida no tiene demasiado sentido.

Paul y la autoridad

Paul tiene una manera recelosa de pensar acerca de las figuras de autoridad que generalmente no tienen ni idea de lo que ocurre y que le hacen la vida imposible: Kantorek, Himmelstoss y el mayor que se topa en el pueblo y que lo hace saludar y marchar. Paul los trata con un respeto pasivo-agresivo, lo suficiente para pasar de ellos y continuar. Él no espera ser la autoridad de nada; es un ser pasivo, con poco más que hacer sino sobrevivir otro día más.

Los sueños de Paul

Paul aprende rápidamente que es parte de una generación arruinada, una generación perdida. Como hombre joven al final de su adolescencia, comienza la guerra con mucha vida por delante. Todo lo que sabe viene de sus libros del colegio, de su familia, de su pueblo y de su amor por la escritura. Pero todavía tiene mucho por aprender y ver del mundo. Las cicatrices de la guerra han ahuyentado su deseo y sus ansias de aprender. Como soldado, Paul aprende cómo matar y, lo más importante, cómo sobrevivir. Aunque quizá quisiese crecer, ser un escritor, salir con muchas chicas y viajar por el mundo, nosotros, los lectores solo podemos inferir esos sueños. Paul no nos cuenta nada de sus planes, a pesar del hecho de que escribir estas historias de sus experiencias pueda indicar que quiere ser un escritor o al menos revelar las realidades de la guerra, realidades que la política y la prensa alemana se empeñan en menospreciar.

Paul es un visionario. No nada más entiende lo injusto de la guerra, sino que hace algo al respecto, las comunica a una audiencia. El hecho de que estemos leyendo su trabajo, quizá indique que uno de sus sueños se hizo realidad. Una cosa sí es segura, sin embargo, para el momento en el que termina la novela, Paul ha aprendido que la guerra le ha robado su futuro. Muere poco después de darse cuenta de ello.