Crónica de una muerte anunciada

Crónica de una muerte anunciada

En pocas palabras

Nunca existió una novela tan anunciada. Bueno, excepto por El amor en los tiempos del cólera, El otoño del patriarca o Memoria de mis putas tristes. Es verdad, tal vez haya habido muchas obras de García Márquez más esperadas y aclamadas por la crítica, pero Crónica de una muerte anunciada sigue vigente.

La historia de un hombre que podría ser inocente y es asesinado para resguardar el honor de una mujer que perdió la virginidad es la cuarta gran obra de García Márquez. La escribió en 1981, después de hacerse famoso por Cien años de soledad y tan sólo un año antes de que ganase el premio Nobel por la misma novela. A pesar de que Crónica de una muerte anunciada fue adaptada para una obra teatral de Broadway y una película con Rupert Everett como protagonista, no ha sido tan aclamada como las obras más famosas de García Márquez. No sabemos por qué, pues es una de nuestras preferidas.

A pesar de que muchas de las marcas distintivas de la novela ganadora del premio Nobel, Cien años de soledad, están aquí presentes, como por ejemplo, el realismo mágico, la sensualidad, las referencias sociales y los estilos narrativos inusuales, este libro es distinto de varias formas. Los pueblos no se cubren de mariposas ni hay guerras épicas que desgarran naciones enteras. En cambio, tenemos una historia triste y depresiva sobre lo absurdo de la naturaleza humana. Un hombre muere sin un verdadero motivo. García Márquez nos hace confrontarnos con uno de los peores aspectos de la sociedad: la capacidad de asesinar, pero no la embellece con imágenes mágicas ni deslumbrantes. A algunos críticos esto les puede resultar un tanto deprimente.

De muchas maneras, Crónica de una muerte anunciada es mucho más convencional que las obras más conocidas del autor. A muchos críticos les ha parecido decepcionante. En Shmoop, decimos que es una novela introductoria perfecta para quien desee conocer al Gabo de Colombia.

¿Y a mí qué?

Puedes leer la historia de este lugar y pensar que tú no podrías llegar a ser tan insensato. Eso nos pareció a nosotros. Una persona sensata hubiese salvado a Santiago. Una persona sensata nunca se mancharía las manos con la sangre de otro sólo por mantener el statu quo. ¿Verdad?

Pues no. Este tipo de cosas pasan todo el tiempo. Es como cuando algunos se ríen con incomodidad ante una broma racista solo para no arruinar el momento. O como cuando alguien no dice nada si su amigo utiliza un insulto homofóbico. ¿Cuántas veces has pensado si deberías decir algo?

Claro que, en estos casos, la vida de una persona no tiene por qué estar en riesgo; sin embargo, muchos actuamos como las personas de Crónica de una muerte anunciada todos los días de maneras más sutiles. Cuando leas este libro, no lo veas como la crónica de una ciudad del todo incompetente, sino como una advertencia y un recordatorio de que, a veces, mantener el statu quo puede ser un asunto muy peligroso.

Frase Clave

"Pero la mayoría de quienes pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales sólo tienen acceso los dueños del drama". (5.2)