El hombre invisible

El hombre invisible

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Para esta guía, usamos la traducción de Andrés Bosch.
Puedes descargarla aquí.

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En pocas palabras

No, no se trata de la novela de ciencia ficción escrita por H.G. Wells. Ni tiene nada que ver con la capa de invisibilidad de Harry Potter, con Violeta Parr de Los Increíbles, ni el T-1000 de Terminator. De hecho, ni siquiera incluye ningún tipo de invisibilidad provocada por una desaparición repentina.

Qué aburrido, ¿verdad?

Pues te equivocas. Nada más alejado de la realidad. Si bien es cierto que este libro no trata sobre el tipo de desaparición de conejos que realizan los magos, se relaciona con un tipo de invisibilidad más importante, insidiosa y presagiosa.

El hombre invisible, publicada en 1952 por Ralph Ellison, obtuvo reconocimiento instantáneo. La novela narra la historia de un hombre de la ciudad de Nueva York que, tras crecer y vivir toda su vida como un ciudadano negro modelo, ahora vive en un sótano y cree que es invisible a la sociedad estadounidense.

Sí. Este tipo de invisibilidad es mucho más perturbadora que cualquier truco del estilo “ahora puedes verlo, ahora ya no”. Porque es real.

El hombre invisible es importante no solo para la literatura mundial por su estilo improvisado que se asemeja al del jazz, sino también para el mundo político, ya que suma una nueva voz a la discusión sobre la (in)visibilidad de los negros en Estados Unidos. En la novela, Ellison retrata varias ideologías que siguen los lineamientos de las ideologías de Booker T. Washington, Marcus Garvey y del comunismo.

Sería un gran error equiparar estas ideologías, ya que los personajes retratados en la novela son solo una caricatura de sus inspiraciones de la vida real (de la misma manera en que Homero Simpson no es una representación exacta de un padre de clase media). Pero el rechazo de la novela hacia las ideologías en general es un tema central que explica por qué El hombre invisible fue muy (es decir, terriblemente) polémica entre los influyentes pensadores negros del movimiento de derechos civiles en la década de 1960. E incluso en la actualidad.

Ellison recibió fuertes críticas por su falta de compromiso político y por su distanciamiento del sufrimiento de los negros en Estados Unidos. El hombre invisible, en sus esfuerzos por trascender la etiqueta racial, fue criticada por aquellos que querían mantener esa etiqueta y utilizarla como una chispa que encendiera la acción política.

Dejando de lado la política, El hombre invisible es significativa por su estilo atrevido y su maniático estilo innovador. Durante su discurso de aceptación del premio National Book Award, Ellison afirmó que para él El hombre invisible era algo excepcional, precisamente por su carácter experimental. En El hombre invisible, Ellison trató de crear el equivalente literario de la música jazz.

¿Un libro que se lee como el jazz y que suscita gran controversia? Oh, vaya.

Nadie se atrevería a decirte que El hombre invisible es una novela de lectura fácil o que le agrada a todo el mundo. No es simple, ni sencilla, ni se propone conquistar a las masas. Sin embargo, sí es una gran obra literaria brillante y provocativa.

¿Y a mí qué?

"Tiene dinero, ¡pero no sabe deletrear!"

"¿Por qué son tan extraños los adictos al drama?"

"Ella es animadora, ¿no se supone que sea atractiva?"

Cuando conocemos a alguien, en los primeros cinco minutos lo evaluamos, lo categorizamos y lo archivamos con alguno de los millones de rótulos disponibles: vecina, tipo duro, rebelde, femme fatale, extravagante, rico, uno del montón, punk, exótico, hippie, fashionista. Te etiquetan según la escuela a la que asististe, tus proezas atléticas, tu aspecto, dónde compras, tu código postal, qué coche conduces, qué teléfono utilizas, a dónde fuiste de vacaciones el verano pasado y, oh sí, tu grupo étnico.

Al narrador de El hombre invisible lo etiquetan con más frecuencia que a un paquete de cigarros. A lo largo de la novela, lo confunden con un reverendo, un proxeneta, un jugador, un soplón, un sindicalista, un "negro del sur", un "negro de Nueva York", un violador, un amante, un médico y un buen cantante.

Pues entonces, ¿qué ocurre cuando nos imponen esa inevitable etiqueta (o dos, o tres o cuatro)? Podemos aceptarla o rechazarla, pero de cualquier manera, eso va a afectarnos y, hasta cierto punto, determinará nuestras acciones.

Lo que hace a El hombre invisible tan convincente es que su narrador se da cuenta de esto, reflexiona al respecto con detenimiento y decide lidiar con ese mundo y vivir en él de todos modos. No es precisamente una tarea fácil. Tú te preguntarás: "¿cómo lo hace?". Buena pregunta. Piénsalo y dinos lo que opinas.

Frase Clave

"Jamás fui tan odiado como en los momentos en que pretendía ser sincero y honrado, o en aquellos otros, como el presente, en que me he limitado a expresar la verdad, es decir, lo que yo considero verdad. En estos casos, nadie ha quedado satisfecho, ni siquiera yo.

Y lo peor del caso es que siempre me dejaba arrastrar por la voluntad de otra persona, en vez de dejarme llevar por la mía propia."