Matar un ruiseñor
Matar un ruiseñor
En pocas palabras
Si vas a escribir una obra maestra exitosa, sería muy difícil superar a Matar un ruiseñor. Habiéndose ganado el reconocimiento del Pulitzer Prize en 1961, nunca ha dejado de imprimirse, aparece en las listas de los mejores libros (de todos los tiempos), y ha sido un elemento esencial en las clases de inglés de la escuela y bachillerato.
De hecho, podemos adivinar que ese es el motivo por el cual has llegado aquí.
La historia de una joven que confronta prejuicios muy arraigados. Se trata de una niña llamada Scout Finch, de 6 años, y su familia anti racista (relativamente) que van en contra de la segregación de América del Sur en las garras de Jim Crow. La autora Harper Lee se basó en los eventos de su propia infancia para plasmar los eventos de Matar un ruiseñor. Más de un crítico ha reconocido algunas similitudes entre Scout y la propia Lee; y también entre Dill, el amigo de Scout, y un amigo de Lee de la infancia, llamado Truman Capote. El padre de Lee, al igual que el de Scout, fue un abogado que defendía hombres negros acusados de cometer delitos; al igual que Scout, Lee también tenía un hermano 4 años mayor que ella.
Sin embargo, Lee, la autora, ha dicho que la novela no pretendía ser autobiográfica, sino que ella simplemente estaba tratando de escribir acerca de lo que sabía. Colmada de detalles históricos de la era previa al movimiento por los derechos civiles, la novela pudo haber sido influenciada por los Juicios de Scottsboro en los años 1930, en los cuales dos mujeres blancas acusaron a nueve jóvenes negros de violación. Tiene sentido: esa es exactamente la acusación que Atticus, el padre de Scout, terminó defendiendo.
Es difícil disentir con el mensaje de Matar un ruiseñor, el cual se refiere a defender lo que es correcto incluso cuando el costo sea alto. Pero no todo el mundo está de acuerdo con que el libro es un ejemplo de autoridad moral. La principal y más frecuente razón es el uso de malas soez, y también su unidimensional representación de los afroamericanos como personas dóciles y simples que necesitan la protección de las personas blancas. Algunas personas describen la novela como una obra que promueve sutilmente el racismo.
Entonces, ¿cuál es la realidad? Simplemente tienes que leerla y decidir por ti mismo.
¿Y a mí qué?
Deténnos si ya lo has oido: La vida no es justa.
Si eres como nosotros, es probable que hayas revoleado los ojos tanto que hasta te dolió. Sí, ya lo escuchamos, y generalmente viene de un adulto engreído. Y la razón por la que esto nos causa tanto fastidio no es porque no sea cierto, sino porque la segunda parte del refrán, que no se dice muy frecuentemente no es, "… pero debería serlo, entonces pongámonos a trabajar para lograrlo", sino que es, "…y así es como se manejan los adultos, por lo tanto, hazte hombre (o mujer) y aguántatelo, chico".
Matar un ruiseñor muestra una sociedad que es suprema y sumamente injusta: la parte sur de los Estados Unidos en los años 1930 en un pequeño pueblo donde el racismo es parte de la estructura misma de la sociedad. Al enfrentar esta situación, una persona con una mente igualitaria podría sentir la tentación de decir "Uf, simplemente despiértenme cuando el movimiento por los derechos civiles llegue aquí," y bajar la cabeza hasta que llegue ese momento.
Algunos personajes de la novela hacen exactamente eso. Pero unos pocos deciden tomar acción y ponerse del lado de la justicia y de la igualdad, incluso pensando que no hay esperanza en la causa. Matar un ruiseñor no suaviza los resultados (Atención al destripe: el libro no tiene un final donde todos cantan "It's a Small World" agarraditos de las manos). Sin embargo, sugiere que hacer algo para darle a la vida un enfoque más justo, incluso si parece que no tendrá ningún efecto, sigue valiendo la pena, y aún más, es digno de admiración.
Es por eso que vale la pena el esfuerzo.