Sus ojos miraban a Dios
Sus ojos miraban a Dios
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Para esta guía, usamos la traducción de Andrés Ibáñez.
Puedes encontrarla aquí.
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En pocas palabras
Amor, odio, comida, asesinato, chismes, viajes, política, poesía, muerte y vida: Sus ojos miraban a Dios de Zora Neale Hurston lo tiene todo. De hecho, suceden tantas cosas en esta novela que te hará preguntarte por qué Hurston incluyó tantos temas en un libro tan breve.
Sus ojos es una novela de su tiempo en el sentido de que tiene lugar en un momento histórico en particular (o dos o tres) y reflexiona sobre este, pero también, sin ánimos de contradecirnos, es una novela sin tiempo. ¿Por qué? Porque habla de las personas y del amor y de la cultura y de política y de tradición; es decir, se trata de todo lo que implica ser humano.
Escrita en dialecto y publicada en 1937, Sus ojos miraban a Dios quizá te haga sufrir un momento de pánico la primera vez que abras el libro y leas el lenguaje con el que está escrito. Pero —sí, pero— será un momento breve que pronto desaparecerá y, sin que te des cuenta, quedarás sumergido en la historia de la vida de Janie. Y es que su vida es tan rica y valiente y agonizante y triunfante, que te preocupará más descubrir su secreto que entender un lenguaje que —después de un rato— te parecerá tan natural como el tuyo.
La novela de Hurston de 1937 no les cayó muy bien a algunos escritores importantes de la época, en especial, a los críticos literarios que eran hombres y negros. Figuras importantes del Renacimiento de Harlem, personas como el autor Richard Wright, el poeta y novelista Ralph Ellison y el profesor y crítico Alain Locke rechazaron el libro... por completo. Wright, en particular, arremetió contra Hurston comparando su novela, que se centra en la tumultuosa vida amorosa de una mujer negra, con un espectáculo juglar para el público blanco (fuente). Estas personas defendían el realismo social por sobre cualquier cosa que se asemejara al romance.
Hurston cayó en desgracia durante la mitad del siglo XX, pero su obra fue rescatada del olvido literario gracias al arduo trabajo y la tenacidad de académicas feministas, como Alice Walker en la década de 1970. Aunque los escritores anteriores al Renacimiento de Harlem no entendieron a Hurston, una nueva generación de profesores, escritores e investigadores, muchas de ellas mujeres negras, admiraron la forma en la que la novela retrata la experiencia de las mujeres negras. El presentimiento de que, pese a lo que dijeran autores como Richard Wright, lo "personal es político".
¿Y a mí qué?
[...] el amor no es como una piedra de moler, que es igual en toas partes y hace lo mismo con tó lo que toca. El amor es como el mar. Es una cosa en movimiento que, en resumida cuentas, adapta su forma a la de la playa, y en cada playa tiene una forma diferente. (20.7)
El amor. Nos encanta hablar de él. Nos encanta leer sobre él. Nos encanta ver cómo se va desarrollando. Nos encanta anhelarlo. Considérate afortunado, Shmooper, porque en Sus ojos miraban a Dios descubrirás a una de las más grandes filósofas del amor: Janie Crawford.
No sabemos qué idea tienes tú, pero a veces, incluso a pesar de nosotros mismos, pensamos que el amor debe caber en un molde específico. Confiamos en que Hollywood nos cuente sobre el amor y ponemos la mirada en Branjelina o en las interminables parejas aburridas que desfilan por las comedias románticas. En nuestra niñez, aprendimos que el amor debe desarrollarse en una línea temporal estricta: chica + chico, primero viene el amor, luego el matrimonio y después el bebé.
Pero a una mujer como Janie no le funciona esta estructura. Primero, Janie vive dos matrimonios malos y sin amor. Esto sin mencionar que nunca aparece ningún bebé. Así que cuando aparece en su vida un hombre mucho más joven y carismático, Janie no es capaz de experimentar el amor verdadero con él. ¿Verdad que eso no entraría en el molde del amor?
Te equivocas. Janie rechaza las ideas convencionales y demuestra que los cínicos están equivocados. Desafía las nociones tradicionales que dictan quién debe querer a quién y cómo. Formula su propia filosofía: el amor es como el mar, siempre cambiante y cambiando de forma en cada orilla que toca. El amor se manifiesta en todos los sabores y colores, y es distinto con cada persona que amamos.
Frase Clave
"Los barcos llevan a bordo en la distancia los sueños de los hombres. Para unos arriban a puerto enseguida arrastrados por la marea. Para otros, navegan por siempre en el horizonte, sin perderse de vista, sin tocar tierra jamás, hasta que quien los contempla aparta al fin los ojos con resignación, burlados sus sueños por la muerte y el tiempo. Tal es la vida de los hombres.
Las mujeres, en cambio, olvidan todo aquello que no desean recordar y recuerdan todo lo que no desean olvidar. El sueño es la verdad. Así, ellas viven y actúan en consecuencia."
(Capítulo 1, párrafos 1–2)