Los niños (Bobby Martin, Dickie Delacroix, Harry y Bobby Jones)

Los niños (Bobby Martin, Dickie Delacroix, Harry y Bobby Jones)

En una historia tan corta, impresiona bastante lo mucho que nos dicen los niños del pueblo, no solo acerca de la naturaleza de la lotería (considera esa primera pila de piedras que dan una mala señal), sino también acerca de los sentimientos que subyacen a este ritual.

Las vacaciones de verano acaban de comenzar y la sensación de libertad [producía] inquietud en la mayoría de los pequeños […] y sus conversaciones seguían girando en torno a las clases y los profesores, los libros y las reprimendas" (2). Entonces, hay libertad, el estado natural de los niños, y luego la escuela, que rige su comportamiento (es decir, las reprimendas de las que nos habla el narrador). Sin embargo, en este día de junio, la escuela finaliza y comienzan las piedras: dejamos atrás todo lo que representa la escuela (como civilización, leyes, etc.) para acceder a esa "libertad" que los niños en la historia comienzan a disfrutar tanto.

¿Qué pruebas tenemos de lo inmiscuidos que están estos niños en el ritual? Bueno, está la primera oración del segundo párrafo: "Los niños fueron los primeros en acercarse, por supuesto" (2). Estaban demasiado emocionados para esperar. Es más, Bobby Martin, Dickie Delacroix y Bobby y Harry Jones ya han comenzado a amontonar las piedras (¿para qué? Todavía no lo sabemos). Cuando los llaman para que el fatídico sorteo pueda comenzar, los niños obedecen a sus padres a regañadientes, "tienen que llamarlos cuatro o cinco veces" (3). El pequeño travieso de Bobby Martin "vuelve corriendo, entre risas, hasta el montón de piedras" (3). Los niños entienden que todo lo que acompaña a la tradición (la caja negra, los papelitos, todo eso) son un pretexto para lo que, en realidad, es importante: el apedreamiento.

Esa pila de piedras al comienzo reaparece como el destino decidido de Tess. Jackson explícitamente relaciona el comportamiento de los niños con los deseos asesinos de los adultos: "Aunque los vecinos habían olvidado el ritual y habían perdido la caja negra original, aún mantenían la tradición de utilizar piedras. El montón de piedras que los niños habían recolectado antes estaba preparado" (76).

Hay mucho en esta historia de cómo la tradición autoriza la violencia grupal, pero Jackson también habla de la esencia violenta y brutal de los seres humanos. Estos niños aceptan con naturalidad lo que sus padres tienen que esconder bajo un decoroso juego de azar: esperan con ansias matar a alguien. Esas piedras que recolectan son una terrible prueba de que este grupo de niños normales quiere matar a alguien y llegar "a tiempo para almorzar" (1). De hecho, todos los habitantes del pueblo parecen bastante ansiosos, pero los niños son los más francos.

También nos preguntamos por qué se los especifica como "Los niños" ("The Boys"), con género, en vez de hacerlo de una manera genérica; después de todo, las niñas también se reúnen desde temprano para el evento. Pero no son las niñas quienes recolectan piedras. Ellas "se quedaron aparte, charlando entre ellas y mirando por encima de los hombros…" (2).

¿Por qué Jackson hace la distinción entre niños y niñas en cuanto a su participación en la lotería? Pensamos que tiene mucho que ver con el hecho de que es el hombre de la familia quien primero toma un papelito. De acuerdo con el ritual, son los hombres del pueblo quienes traen a sus esposas e hijos a la lotería; ellos toman el riesgo inicial y sus hijos parecen ser los que más lo disfrutan. Jackson juega con el estereotipo masculino de la violencia, pero también debilita el ideal de paz "femenino" con personajes crueles, como señora Huthcinson y la señora Delacroix. Los hombres del pueblo no son los únicos que participan de este ritual de asesinato con entusiasmo.