La letra escarlata
La letra escarlata
En pocas palabras
Pasión, emoción desenfrenada y amor prohibido: ¿es el nuevo Cincuenta sombras de algo? ¿O es La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne, publicada en 1850 y ambientada un siglo antes, entre los acartonados puritanos con sus graciosos sombreros y hebillas?
Sí. Es la segunda opción. Nathaniel Hawthorne desarrolló la historia de la pobre y perseguida Hester Prynne y su amante en la Colonia de la Bahía de Massachusetts, donde sus antepasados cumplieron un papel importante en la persecución de las mujeres cuáqueras como también en los juicios por brujerías de Salem. (Oye, no puedes elegir a tu familia.). En el prólogo de La letra escarlata, Hawthorne, en efecto, alude a esta historia y asume la culpa por las acciones de estos antepasados con la esperanza de que cualquier maldición echada por ellos quedará sin efecto.
Antes de que te liberemos del mundo escalofriante de Boston a mediados del siglo XVII, hagamos un resumen rápidamente: se trata de una sociedad gobernada por los puritanos, hombres y mujeres religiosos que se establecieron en Plymouth Rock, fundaron Boston y comenzaron el experimento de la A que se extendió por todos los Estados Unidos. Los puritanos dejaron la Iglesia de Inglaterra (la iglesia cristiana de, bueno, Inglaterra) porque creían que se estaba volviendo demasiado relajada sobre ciertas cosas y ellos querían la libertad de practicar su propia forma estricta de religión. Ambientada en una época y en un lugar muy religiosos, la novela se centra en el concepto de la relación del hombre consigo mismo y con un dios cristiano.
La novela fue producto de una época difícil de la vida de Hawthorne. Luego de graduarse en Bowdoin College, donde daba vueltas por ahí según las preferencias del poeta Henry Wadsworth Longfellow y el futuro presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce, Hawthorne consiguió trabajo en la Aduana de Salem. Perdió el trabajo en 1849, justo antes de que su amada madre muriera. En vez de quedarse en el sofá comiendo Flamin' Hot Cheetos y jugando a Halo mientras estaba desempleado, Hawthorne decidió escribir un libro. Cuando leyó las últimas palabras del último capítulo a su esposa, corrió a su cuarto llorando.
En ese momento, Hawthorne sabía que tenía un éxito entre sus manos y ¡qué éxito fue! Ah, por supuesto, fue uno de los primeros libros producidos en masa que se vendió en los Estados Unidos y recibió elogios de nada más y nada menos que el mismo Henry James, pero, ¿puede eso compararse a estar en casi todas las listas de lectura de literatura estadounidense de todo el mundo?
¿Y a mí qué?
Es lunes a la mañana e ingresas a hurtadillas en la clase de Estudios Estadounidenses con la conciencia culposa. Comienzas a pensar que las palabras "No leí el libro" están tatuadas en tu frente. Tus compañeros están intercambiando anécdotas sobre el fin de semana con alegría mientras sacan sus ejemplares brillantes de La letra escarlata.
Va a ser una de esas clases en las que vas a tener que asentir mucho con la cabeza.
"¿Leíste el libro?" pregunta uno de tus compañeros al niño sentado frente a él. "Claro que no", le responde. "Yo tampoco," responde tu compañero. Vaya. Parece que nadie leyó el libro. ¿Cómo van a sobrevivir a la clase del Sr. Chillingbone? Notando el creciente frenesí, el payaso de la clase intenta calmar a todos: "Tranquilícense. Todo lo que hay saber es que el libro se trata de una mujer que tiene un romance con un sacerdote hace como miles de años atrás. Es más jugoso que una novela. Podemos ir inventando sobre la marcha."
El Sr. Chillingbone, un hombre sabio, perspicaz de una manera aterradora y parecido a Dumbledore, entra en la clase sombríamente. Coloca el libro y el jarro de té sobre el escritorio, recorre el aula con una mirada sospechosa, huele el aire y luego te clava los ojos.
"Buenos días, alumnos. Espero que estén listos para una discusión animada sobre el papel que desempeña la Sra. Hibbins para que comprendamos a Hester Prynne. A ver usted, Sr. Shmoop. ¿Por qué no comienza?"
¡Oh! ¡Ah! Tienes tres opciones: 1) sales corriendo de la clase de inmediato, 2) simulas haber leído el libro y dices algo sobre dos personajes de los que nunca oíste hablar o 3) dices la verdad.
"Lo siento, Sr. Chillingbone, pero no pude leer el libro." Eres tan noble.
"¿Qué?" ruge el Sr. Chillingbone. "¿¡Tuvo una semana entera para leer este libro clásico y NO LEYÓ EL LIBRO!?" Recorre el aula con la mirada, preso de horror intelectual. "¿Quién más no leyó esta obra de semejante genialidad? ¿Quién?"
Nadie dice nada. Tus compañeros hojean sus brillantes ejemplares, no quieren confesar.
"Bueno," dice el Sr. Chillingbone. "Me alegro de que todavía queden eruditos en el mundo. En cuanto a usted, Sr. Shmoop, escriba 20 páginas para el viernes sobre el papel que cumple la Sra. Hibbins en la novela, tenga en cuenta el personaje histórico en el que se basa el personaje. Puede irse ahora."
Avergonzado y con el rostro enrojecido, sales de la clase. Tus compañeros te miran mientras te vas y esbozan una sonrisita. ¿Qué se siente ser Hester Prynne? ¿Qué se siente decir la verdad y sentir el dolor de la injusticia? Ya sea que tenga relación con la escuela, los amigos, los padres o la ley, estamos seguros de que, en cierta manera, tú y Hester tienen mucho en común.
Frase Clave
"Era su efecto el de un amuleto mágico, que separaba a aquella mujer del resto del género humano y la ponía aparte, en un mundo que le era peculiar."