Reverendo Arthur Dimmesdale

Reverendo Arthur Dimmesdale

El reverendo Dimmesdale es un hombre problemático (y multifacético). Es un orador brillante, un hombre bueno y un reverendo sabio, queridos por todos. Es casi una estrella de rock en la Colonia de la Bahía de Massachusetts (y eso no es fácil de lograr en una sociedad puritana). Pero, como quiera que sea, es también el amante ilícito de Hester y padre de su niña, Pearl. Mantiene su pecado en silencio, y hasta públicamente le pide a Hester que revele el nombre de su amante.

El narrador indica que Dimmesdale es uno de esos tipos que secretamente practica la autoflagelación (básicamente, pegarse a sí mismo) para castigarse por su pecado. Esto sugiere que es susceptible a la vergüenza, pero la mantiene oculta; prefiere castigarse a ser castigado por otros. También deja abierta la pregunta que emerge después: ¿Dimmesdale se hace la marca que lleva en el pecho, fue puesta allí por el Hombre Negro (Satán) o le salió por la lucha interna que lleva con su alma?

Dimmesdale es un hipócrita buena parte del libro. Sigue siendo el respetado y ejemplar ministro por afuera, mientras que su conciencia lo atormenta hasta que no se soporta ni él mismo y es cuando al fin expresa su deseo de que la gente lo vea por lo que es en realidad. Aunque intenta confesar sus pecados a la congregación, no lo toman en serio, porque jamás especifica el pecado que cometió.

Dimmesdale guarda silencio por siete años, y como resultado, su salud se deteriora. Hoy diríamos que está deprimido, y que su depresión es tan grave que se vuelve fatal. En la teología cristiana, el pecado lleva a la muerte a menos que el individuo acepte el regalo supremo del perdón (este es el concepto de gracia). En el caso de Dimmesdale, el pecado inconfesado literalmente lo lleva a su muerte.

Por un par de momentos, quizá solo por dos días, vemos a Dimmesdale olvidarse de su compromiso hacia la moral y los ideales cristianos. Su decisión de huir con Hester lo deja abierto a todo tipo de insinuaciones en contra de sus principios cristianos. Al final, Dimmesdale se reafirma. Aunque ha tenido siete años para alcanzar el punto en el que reconoce que se está destruyendo con su culpa, el momento al final llega.

El Reverendo Dimmesdale es un hombre débil que peca y no acepta la condena pública por sus pecados. Su subsecuente hipocresía lo carcome hasta que su salud se deteriora. Al reconocer que la muerte es inminente, elige purificar su alma en el último minuto confesando sus culpas públicamente y revelando la letra A que apareció en su pecho sobre su corazón. El símbolo de su pecado sugiere que, aunque quizá escondamos nuestros pecados, siempre emergerán a la luz pública.