Escenario en Sin novedad en el frente

Escenario en Sin novedad en el frente

Dónde se desenvuelve la historia

Frente occidental, durante la Primera Guerra Mundial

Es difícil concebir una vida más desoladora y miserable que la existencia de un soldado en el frente de una brutal guerra de comienzos del siglo XX, y además peleando para el bando que pierde.

Paul y sus compatriotas están todo el tiempo yendo y viniendo a su campamento y al frente. El campamento generalmente involucra algo bueno, más cómodo y tranquilo, aunque los sonidos de la guerra siempre prevalecen. En estos campamentos, los soldados realizan rituales, como colocar sus cajas higiénicas de madera en círculo en el exterior, y así poder hablar al mismo tiempo que hacen sus necesidades. Para Paul y sus amigos, el período que pasan en el campamento significa, en general, encontrar y robar gansos para asar, jugar cartas o hablar acerca de cosas sin sentido sobre esta guerra.

La experiencia por la que pasan en la trinchera es inconmesurable. La constante explosión de bombas puede durar días, los sonidos atronadores en los oídos de los soldados. El pan mohoso y duro es lo único que se come y el agua es escasa. No es poco común que los soldados se vuelvan locos, confinados a estos pequeños refugios subterráneos mientras el infierno se desata encima de ellos. Y luego las ratas. Ah, las ratas. Sin miedo y con mucha hambre, las ratas caminan por la cara de los soldados en las noches esperando roer alguna pieza de pan escondida bajo la almohada. Algunas veces, las ratas tienen tanta hambre que atacan de a cientos en las trincheras. Los soldados tienen que matarlas, al igual que a los soldados enemigos. La vida en la trinchera es sangre, podredumbre y ruido, atentando contra los cinco sentidos.

La casa de Paul es el cielo comparado a la vida en las trincheras. Paul recibe un permiso y se va a casa por convalecencia. Su viejo cuarto es tranquilo, suave, cálido, personal y cómodo. Ahí tiene una cama reconfortante con verdadera ropa de cama, libros que le gusta y que no ha visto en meses, comida (aunque posiblemente racionada), y tranquilidad. Sin embargo, Paul se siente fuera de lugar en su casa y comienza a extrañar a su otra familia, los soldados, a pesar de la comodidad, la diversión y la cerveza de su pueblo natal.

También exploramos varios escenarios de hospitales en la novela. Nos emocionamos porque nuestro protagonista encuentra un lugar seguro, y nos desilusionamos cuando vemos estos hospitales. No son seguros, ni acogedores, ni cálidos. O es un hospital por turnos cercano al frente de guerra, un impecable hospital itinerante atendido por enfermeras de la Cruz Roja; o es un hospital católico. Pero Paul encuentra cosas similares en ellos: enfermeras incompetentes, celadores insensibles, asistentes codiciosos y cirujanos con fetiches extraños. Hasta el proceso de recuperación se vuelve algo peligroso, y todos tienen que cuidarse.

El escenario más pacífico y vibrante es una casa improvisada que Paul y sus amigos crean en un sótano de un pueblo abandonado. Son enviados para hacer guardia en un depósito de provisiones y pueden vivir de esos mismos suministros. Roban ropa de cama lujosa de las casas abandonadas en el pueblo y crean un pequeño, pero opulento, paraíso en el sótano. Cocinan sendos cerdos, zanahorias, granos, coliflor y pasteles de papa; toman coñac, ron y café; fuman cigarrillos y tabacos, etc. Allí se juegan entre ellos, y viven con comodidad por un momento breve. El sótano es lo más cercano al paraíso o a un sueño realizado en el que los soldados pueden estar. Están lejos de las líneas enemigas, y tienen lo que más quieren (comida) en abundancia. ¿Crees que este “paraíso” es en realidad un paraíso o te parece que hay algo raro? ¿Considerarías este escenario particular como algo placentero?