El verde

Diga lo que diga la rana René, el narrador de "Romance sonámbulo" es súper fanático del verde. Lo ve por todas partes y pareciera que lo anhela todo el tiempo. De hecho, está tan seguro de lo que siente por este color que el verde se vuelve un poderoso símbolo del anhelo mismo. Todo lo que es verde en este poema es objeto de la atracción del narrador, lo cual a su vez implica que está muy lejos de alcanzarlo. El verde es tanto su objeto de deseo como una señal de que este no se cumplirá.

  • Versos 1 y 2: Desde el principio el narrador nos deja clara su atracción por el verde. Más aún, ve verde en muchas partes, como en las ramas de los árboles. Caray, si hasta el viento es verde. Es como si el narrador estuviera tan enamorado que ve todo verde a su alrededor. Así, el mundo entero se vuelve su objeto de deseo.
  • Verso 7: La "ella" que menciona el narrador también es de color verde o al menos tiene el pelo y la piel verdes. El amor del narrador por el verde como un color abstracto o como parte del mundo entero, se concreta más en la figura de esta muchacha verde.
  • Verso 9: Aquí vemos un ejemplo de un estribillo, pues se repite el primer verso. Asimismo, más adelante vemos que se trata de forma más concreta de una declaración de amor del narrador por la muchacha.
  • Verso 13: Este es otro estribillo. Al pasar a la segunda parte, el narrador nos recuerda su amor por el verde, como si nos fuéramos a olvidar. Madre santa, este hombre sí que está enamorado.
  • Versos 17 al 20: Si bien en estos versos no se menciona de manera explícita el verde, las grandes hojas de una higuera, así como la imagen de un monte que se "eriza", traen a colación el verde una vez más. Ya te imaginarás que no es que de repente vayamos a empezar a hablar, por decir algo, del azul.
  • Verso 50: Resulta que no solo la muchacha (objeto del afecto del narrador) es verde, sino que también lo es el balcón donde se encuentra. Pareciera como si el deseo del narrador se desparramara y todo aquello a lo que le tiene afecto se empezara a poner verde. Ahora también quiere alcanzar esos balcones verdes.
  • Versos 61 y 62: Otro estribillo al iniciar la cuarta parte. Antes de comenzar cualquier parte importante del poema, el narrador siente la necesidad de recordarnos la importancia que para él tiene el verde. Una vez más, se nos viene a la mente su deseo.
  • Verso 66: Aquí tenemos otro ejemplo de verde que no se menciona de forma directa. Pero no importa, ve y recoge un poquito de menta, otro poco de albahaca y (sí, es un asco) algo de bilis. ¿Qué tienen en común todas estas cosas? Es un color que a estas alturas te debe resultar familiar y que rima con "pterde". En esta parte, el narrador, al tratar de alcanzar los balcones verdes, prueba una variedad de elementos verdes de la vida (lo dulce, lo amargo y lo salado) en su búsqueda de los objetos de su deseo.
  • Verso 72: El narrador nos recuerda que la muchacha está en un balcón verde. Pareciera que se acerca cada vez más ella, y por ende al cumplimiento de su deseo. ¡Bravo! (¿o no?).
  • Verso 76: La gitana, toda verde y deseable, cuelga por encima de la cabeza del narrador, pero aún fuera de su alcance.
  • Versos 83 y 84: En este último estribillo, el narrador termina el poema de la misma forma que lo empezó: sin haber alcanzado los objetos verdes que desea. ¿Tendríamos que tenerle lástima? ¿O será que, en sus búsquedas, ha aceptado un aspecto fundamental de la vida?